"Reencontrándome con Sofía"

Era una noche oscura y tormentosa cuando Lucas decidió que era el momento de hacer lo impensable: quería reunirse con su esposa, Sofía, quien había fallecido hace seis meses en un trágico accidente. La tristeza y la soledad lo habían consumido, y aunque había intentado seguir adelante, una parte de él seguía anhelando su presencia.


En su búsqueda por el contacto con el más allá, Lucas se había obsesionado con un antiguo libro de ocultismo que había encontrado en la biblioteca de su abuelo. El libro hablaba de rituales que prometían abrir un portal a otras dimensiones, donde se podría encontrar a aquellos que habían partido. Una mezcla de desesperación y esperanza lo llevó a preparar el ritual en su casa, iluminando velas y dibujando extraños símbolos en el suelo de su sala.


Cuando llegó el momento, el ambiente se cargó de una energía extraña. Lucas empezó a recitar las palabras del libro, su voz temblando mientras el viento aullaba fuera de las ventanas. De repente, una ráfaga de aire helado estremeció la habitación, y una figura etérea comenzó a materializarse frente a él. Era Sofía, tan hermosa y vivaz como siempre, pero su expresión era seria y distante.


"Lucas, ¿por qué me has traído de vuelta?", preguntó con una voz que sonaba como un eco lejano. Lucas sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no podía dejar de mirarla. "Necesito hablar contigo, hay tantas cosas que no pude decirte antes", respondió él.


Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba, Lucas notó que algo no encajaba. Sofía comenzó a hablar de otra vida, de secretos que había mantenido en silencio, y de la necesidad de que Lucas entendiera la verdad detrás de su muerte. "No todo fue un accidente, Lucas. Hay fuerzas que no comprendes", dijo, mientras su rostro se oscurecía con preocupación.


El reloj de la sala empezó a sonar, marcando la medianoche. Lucas comenzó a sentir una presión en el aire, como si algo estuviese intentando romper la conexión. "Debes irte", advirtió Sofía. "No es seguro para ti aquí". Pero Lucas se negó a dejarla ir, ansioso por descubrir la verdad.


"¡Dime! ¿Qué estás tratando de decirme?", siseó Lucas, la adrenalina recorriendo su cuerpo. Sofía, visiblemente angustiada, extendió su mano hacia él. "Hay alguien detrás de esto, alguien que quiere que creas que estoy muerta. Confía en mí, debes investigar lo que realmente sucedió".


De repente, una sombra oscura se deslizó por la habitación, interrumpiendo el ritual. Un rugido ensordecedor llenó el aire y las velas comenzaron a parpadear. La figura de Sofía se desvaneció lentamente mientras una tensión mortal invadía el entorno. "Lucas, no puedes quedarte aquí", gritó su voz, resonando como un eco.


Él, desorientado, se volvió hacia la sombra que se cernía sobre él. Sin pensarlo dos veces, Lucas se lanzó hacia la ventana, desbordando un impulso de supervivencia. Cayó al suelo empapado, su mente aturdida por la revelación de que había algo más en juego.


Días después, Lucas se sumió en la investigación de las circunstancias de la muerte de su esposa. Revisitó los lugares donde solían ir juntos y habló con viejos amigos y familiares. Poco a poco, desenterró secretos que habían permanecido ocultos: una póliza de seguro, un extraño interés por los negocios de Sofía, y un amigo que había estado demasiado cerca cuando ocurrió el accidente.


Finalmente, el hilo de la verdad lo llevó a un oscuro club en el centro de la ciudad, donde se encontró con el hombre que había estado manipulando los hilos detrás de escena. Se trataba de un antiguo socio de Sofía que había estado celoso de su éxito profesional. La confrontación fue intensa, y Lucas no solo tuvo que luchar para desentrañar la verdad, sino que también debió enfrentarse a sus propios demonios.


Con el tiempo, Lucas logró recopilar suficiente evidencia para exponer al traidor y limpiar el nombre de Sofía. La verdad salió a la luz, revelando una compleja red de engaños que habían significado su caída.


Después de volver a su hogar, Lucas se dio cuenta de que el encuentro con Sofía, aunque breve y aterrador, le había dado la claridad que necesitaba. Si bien había perdido a la mujer que amaba, ahora tenía la fuerza para seguir adelante, no solo en su memoria, sino también para honrar la vida que había vivido.


Caminando por el vecindario una noche clara, sintió una brisa cálida y un ligero susurro que le hizo sonreír. Aunque Sofía ya no estaba físicamente con él, su espíritu vivía en los recuerdos que compartieron y en el amor que nunca se iría. Lucas miró hacia el cielo, agradecido por el tiempo que pasaron juntos, sabiendo que había aprendido no solo a buscar la verdad, sino también a encontrar la paz en el duelo.